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martes, 29 de abril de 2008

Hay que ver como está el patio

Aún me queda algún que otro amigo que sigue casado. Son pocos y están inquietos. Hasta no hace demasiado nos miraban, a los amigos separados o solteros, con cierto distanciamiento; como quien oye hablar de un accidente de coche pensando que son cosas que les ocurren a los demás e, incluso, hablaban con sus mujeres sobre el tema. Ya sabes, conversaciones del tipo: “pobre Pepe, lo ha dejado sin un duro y encima pagando trampas“, “quien lo iba a decir, con lo buena persona que es José Luís y se ve solo en un piso de alquiler” ,“se le ve muy dejado y triste y no lo merece”, “le ha hecho la vida imposible hasta que lo ha echado” ha tenido cuernos hasta última hora”…y la mujer, que es amiga de la ex, efectivamente, confirmaba la situación y aportaba cosas desconocidas por su cónyuge, tales como las influencias que ha tenido de otras amistades que la alentaban a la separación, lo mucho que cambió cuando entró a trabajar en el hospital de cuidadora, como se desmelenó en la comida de empresa por navidad y alguna indiscreción sobre un viaje que hizo para acudir a unas jornadas laborales.
Por nuestra parte, miramos a nuestros amigos, aún casados, con cierta admiración incrédula, de la misma manera que mirábamos, a los veintitrés años, a los primeros que empezaron a aprobar oposiciones, preguntándonos ¿y eso cómo se hace? A aquellos en su momento y a estos ahora, los sublimamos dotándolos de un halo que los distingue como seres especiales que viven su existencia en un nivel más digno. Son, tal vez, nuestra última esperanza y el ejemplo más cercano de que es posible una vida mejor, aunque en el fondo estemos pensando que, en algunos casos, es sólo cuestión de tiempo.
Hasta ahora habíamos podido contar con ellos para corrernos alguna juerguecita que otra y los oíamos decir aquello de “quien pudiera estar como vosotros”, incluso nos reconfortaba oírlo y nos hacía pensar que alguna ventaja teníamos que tener, pero no veas como está cambiando el cuento. Hace tiempo que no se oye esa célebre frase y ahora hasta parece estúpido que alguien la diga. Nuestros amigos, aún casados, están conociendo, a través de los muchos casos que los rodean, los rigores del abandono y los efectos devastadores que produce en la salud y la economía. Saben que no es lo mismo estar solo a los treinta que a los cuarenta y seis y ya no bromean con las bondades de la soltería. Siempre se han quejado de los gastos que produce una familia y ahora saben que la separación es la ruina total.
En verano, nos ven quedarnos en casa mientras ellos van a la costa, tan ricamente, con la mujer y los chiquillos a disfrutar de unos días en la terraza del hotel al relente marinero y les aterra pensar en como sería si no tuvieran lo que tienen. Ahora, como ya digo, están inquietos, ven como el círculo se estrecha y se van sintiendo acorralados. Tienen un mosqueo de un par de narices y se preguntan si serán los próximos en oír aquello de “ya no siento nada por ti y es mejor que nos separemos”. No hay manera de controlar los imponderables, pero se sabe que en los pueblos pequeños hay menos separaciones y que los moteros y los ramplones tienen menos posibilidades de quedarse solos que los que tocan el clarinete en la banda municipal. No obstante, tampoco es plan de comprarse una Harley o de irse a vivir a Arjonilla.
Para nosotros, el concepto de familia y los valores que conlleva ha pasado a ser algo propio de la mafia y tal, pero para ellos, ya ves tú, aún es una realidad de la que son más o menos conscientes. Entre nuestros amigos, aún casados, los hay que todavía les dicen a su mujer, delante de nosotros, “cállate que no llevas razón“ y, ¡oh maravilla!, no les pasa nada, quedan impunes. Yo, por supuesto, contemplo la escena entre estupefacto e incrédulo y no puedo evitar pensar: verás tú el capullo este. No sabe lo que está haciendo, pero hay que reconocer que los tiene bien puestos el muy inconsciente. Otros en cambio, más observadores e inteligentes, han puesto sus barbas a remojar y están experimentando una reconversión. Desde hace un tiempo, llaman a sus mujercitas desde el trabajo preocupados por una mala cara al levantarse, dejan a los compañeros al mediodía para ir a tomarse la cervecita con ella y en lugar de echar canitas al aire, como antaño, compran frecuentemente un sucedáneo mas barato de la viagra. Hay que ver como está el patio.











7 comentarios:

Unknown dijo...

... bién, me lo estoy pasando bastante bién ... me recuerdas a quim monzó, espero que no te moleste.

respecto a este texto intento imaginar cómo lo huvieras engendrado si huviera caido en tus manos ( puede que ya haya caido) un concepto filosófico llamado AMOR LÍQUIDO, que deriva del de SOCIEDAD LÍQUIDA ...

juanma medina dijo...

Señora o señorita Susana, me parece de un interés incuestionable su aportación a través de este comentario. Debo decirle que su apreciación en cuanto a mis analogías con quim monzó me ha sorprendido ya que, en caso de que las hubiera, no dejan de ser mera coincidencia; entre otras cosas porque este señor escribe en catalán el noventa por ciento de su producción y esta es una lengua que desconozco totalmente. Le agradecería que me traduzca algún texto suyo en el que considere que hay similitudes y me lo envíe por correo. Debo decirle también que yo, al igual que todos, formo parte de esta sociedad líquida que fluye con cambios continuos y que, como miembro de ella, mi obra refleja esta realidad que Bauman ha postulado teóricamente. La invito y la animo a que participe con comentarios en cada relato, escrito o ensayo que edite en este blog que es su casa. Normalmente suelo subir un par de ellos al mes. Un saludo atento.

sonata dijo...

Vuelvo a repetirme,,, me siento reflejada,, yo como divorciada,, he pasado por varias situaciones,, y siempre veo : envidia... envidia,, tanto por parte de ellos (que a solas son muy amables, y siempre quieres quedar contigo... ) y por ellas, que se retuercen,, celosas y temblorosas,, ya que somos un peligro, ( quieres que quedemos un dia de estos,, si,, cuando mi marido se vaya de viaje,, ya nos tomaremos un cafe... somos un peligro si esta el, claro ) en fin, las dos caras de la moneda,, el vivir con el temor,, o VIVIR asumiendo tu realidad, aceptandola y disfrutandola.. yo lo hago, M.J.

judith dijo...

Increible su post, le voy a leer con regularidad.

Anónimo dijo...

La verdad es esa...nada es para siempre. Las canas al aire ya no se llevan hay que maquillarlas. La mujer ya no se conforma con estar en casa y con la pata quebrada, mientras el marido con los amigos de cañas. Casarse ya es un articulo de lujo y el que desee hacerlo que piense en las consecuencias...

Anónimo dijo...

Cierto, los tiempos han cambiado... para todos. Lo que se "estila" ( como me pone esta palabra) ahora es ser single, o dígase soltero, divorciado, separado, viudo, en autoconvivencia. La que escribe está en ese grupo, pero como de niña nunca me he sentido identificada con ninguna tribu social, no iba a ser menos ahora. Creo que siempre queremos lo que no tenemos ( gran error!!!) Los "solitarios" en el fondo quieren encontrar a ese "alguien" y los "bisolitarios", en muchos casos, quieren romper con el "bi"... Mucho que debatir y una hora para comer... Ya se sabe, la autoconvivencia también tiene su precio ;-)

Anónimo dijo...

guapo