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domingo, 31 de enero de 2010

zonas cero


El concepto de zona cero alude a la devastación total, a la muerte y en general al colapso, en todos los sentidos, al que da lugar el choque de civilizaciones. Ya ocurrió cuando ardió la biblioteca de Alejandría y ocurre siempre que se forjan imperios.
Hay una canción que se llama “Zona cero” y su argumento describe, lo que para el autor, son evidentes zonas cero. Porque no sólo está en el corazón de Manhatan, dónde antes había dos torres; eso dice la letra. Estoy totalmente de acuerdo con este planteamiento, tanto que, escuchándola, se me han ocurrido algunos sitios más en los que, a mi juicio, debería ubicarse también la zona cero:
En la intolerancia religiosa, en el retraso medieval que supone, en la soberbia de occidente, en la desolación de las calles de Bagdad, en el corazón de los mandatarios corruptos, en los vientres hinchados en África, en la ausencia de una pierna que voló con una mina, está dónde los rehenes de las selvas de Colombia, en el agujero de la capa de ozono, en el odio ancestral que a veces revienta entre los vecinos de la vieja Europa, en las aniquilaciones étnicas, en el hogar de un basiji caído, en el Dios al que continuamente aluden los yanquis, en ese mismo Dios, en su desdén…

domingo, 17 de enero de 2010

Descargas



Nuestra ministra de cultura ha manifestado claramente estar en contra de las descargas de internet y de la velocidad de la banda ancha. Dice que no la necesitamos y desconfía abiertamente de quienes la usan. Teniendo como tiene el poder y vistos los casos de Francia y Estados Unidos, seguramente en un futuro no muy lejano estará perseguido y duramente sancionado bajarse canciones o películas. De hecho ya está la muchacha trasteando el tema. Por supuesto, fue presidenta de la Academia de Cine, que todo hay que decirlo.
Nada nuevo. La iglesia tiempo ha que desconfía de todo lo que no se ciñe sus cánones, y los regímenes autoritarios han hecho lo propio, en multitud de ocasiones, echando al fuego la ciencia y el saber contenida en los libros. Incluso los más populistas como el régimen de Mao desterró violentamente la cultura; aniquilando todo volumen impreso que no fuera su libro rojo. En ocasiones también la imprenta ha estado perseguida en determinados lugares y momentos históricos. En definitiva, por unos motivos u otros, la cuestión de fondo, ya sea como fin en sí mismo o como daño colateral, es dificultar y negar el acceso gratuito y libre a la cultura. Así de claro; seguramente nuestra ministra y sus acólitos pondrían el grito en el cielo y me tacharían de exagerado y alarmista o cualquier otra cosa si leyeran esto…¿qué puedes esperar?
A poco que uno levante la liebre y reflexione un poco, es sorprendente las conclusiones a las que se llega. ¿A quien beneficia negarnos las descargas? ¿A quién perjudica? ¿A cuántos en detrimento de cuántos? ¿A los cantantes? Desde hace muchos años es sabido que el artista sólo recibe cincuenta céntimos, como mucho, de cada disco que se vende; los cuales llegaban a costar, en sus mejores tiempos, una media de 25 euros.
Actualmente, los discos que escuchamos no se graban en instalaciones millonarias. Se hace en simples ordenadores con unos periféricos específicos cuyo valor no supone una inversión inasequible; de hecho el mismo Lenny Kravitz grabó hace unos años el mejor de sus discos en su casa, en un Appel. En cuanto al soporte físico, todos sabemos que un cedé por muy impreso que venga no vale mucho más de un un eurete. Dónde los artistas ganan dinero y prestigio es en las actuaciones en directo. Hay muchos de ellos que reconocen abiertamente que internet les ha servido de publicidad y plataforma de lanzamiento, como en su momento lo fueron las gasolineras para Camela.
Esta es la auténtica realidad y visto así..insisto: ¿Quién se beneficia o a quién se perjudica persiguiendo las descargas? Algo huele mal aquí. Después de años de internet, la industria de la música sigue viva, lo que es cierto es que ya no hay grandes magnates en este sector…pues que se jodan, que quieres que te diga.
Para quienes viven en grandes ciudades con todo tipo de comercios y tienen tiempo y dinero todavía, pero dígame usted, viviendo en un pueblo, ¿a qué videoclub puedo acudir para poder ver un clásico del cine negro que tanto me gustan? ¿si lo compro por internet va a llegar el dinero a los herederos legales del los derechos de autor de Jhon ford? ¿A dónde debo recurrir si quiero escuchar la obra de Satie?, ¿espero a que Planeta, con suerte, edite algún coleccionable de los que suele sacar en septiembre?
Señora ministra, a mi entender, tiene usted una visión bastante simple y tendenciosa del tema, es más, creo que ni siquiera se ha planteado el tema de una forma que no suponga un paso atrás en el desarrollo de la sociedad y cómo siempre va a recurrir a lo típico, prohibir y perseguir que es lo más fácil; como corresponde a un gobierno que se dice progresista ¿verdad?

sábado, 16 de enero de 2010

Jhon quejío


Si la Armada Invencible no hubiera sucumbido, por los elementos, en las costas del Reino Unido, posiblemente estaríamos acostumbrados a oír que en Londres se celebran corridas de toros, que toman gazpacho en Gales o que llevan botas camperas en Escocia, pero como no es el caso no deja de chocarme descubrir personajes como Jhon Quejío; un hijo de la Gran Bretaña, de pura cepa, que le ha dado por cantar bulerías y soleares en su idioma. Bueno de vez en cuando te mete alguna palabra en español, lo cual no deja de ser aún más chocante.
El caso es que el chaval lo hace bien eh, que conste. Tiene un toque bastante correcto y canta con sus quejidos correspondientes, al más puro estilo de Camarón; vamos que te suelta un "Mai fader goint al rio" con quiebro gitano y se queda tan pancho el colega. Y ahora incluso está tomando clases de baile…no te lo pierdas.
A ver, el muchacho que lo hace totalmente convencido y serio, parece no darse cuenta de las mofas cuando acepta el nombrecito artístico que le puso un intelectual en una de sus actuaciones y sobre todo se siente orgulloso cuando en vez de olé le dicen gou y se cachondean en las emisoras diciendo que tiene espirit o filin en lugar de duende…(castellanizo las palabras porque no sé inglés ni tengo por qué saberlo, aunque no me vendría mal).
No sé lo que pensarían los ingleses cuando en los años sesenta empezaron a oír a los grupos españoles cantando al mas puro estilo bit con letras en castellano, pero a mí, al margen de cómo lo haga, y con mis respetos por delante ante un buen músico, no deja de parecerme bastante hilarante. Tal vez estoy condicionado por haber oído hace años sevillanas cantadas en inglés por los “graciosos" y carnavaleros gaditanos.

lunes, 4 de enero de 2010

Los "ninis"


Según asegura un informativo televisivo, que he visto esta semana, un 15 por ciento de jóvenes, de entre 15 y 24 años, ni estudian, ni trabajan, ni tienen intención de hacerlo. Son los denominados “ninis”. El término además de crearse de la forma más tontorrona no encierra ningún fenómeno novedoso ni nada parecido. En realidad siempre han existido de una menara u otra. Contra ellos, en otra época, el régimen creo la ley de vagos y maleantes que, por supuesto, no aplicaba a los ociosos hijos de los ricos dados a la dolce vita.
También existían cuando yo contaba con una edad dentro del margen señalado, lo que pasa es que nadie se entretuvo en calcular el porcentaje que suponían sobre el resto de nosotros; quizás porque era relativamente fácil contarlos cuando se reunían de forma habitual y diaria a fumar porros en la plaza del pueblo. Los había que aparecían de vez en cuando por la reunión, después del trabajo, para pillar costo o charlar con algún amiguete, pero no me refiero a éstos.
En general se les podía identificar fácilmente por los vaqueros ajustados como mallas, las Jhonny Smith de lona y las chupas con chapas de Barón rojo o Leño. No es verdad que no dieran un palo al agua, algunos de ellos sí que lo daban en gasolineras, joyerías y tiendas en general.
Las viejas los llamaban drogueros cuando hablaban de ellos en la sala de espera del médico, pero su nombre más común era porreros -porretas en Cádiz-. Lo de macarras y chulos era sólo una cualidad de la que no todos participaban. Lo que sí era común es la falta de referentes e información sobre a dónde les conducía su estilo de vida. Muchos de ellos acabaron en la cárcel, infectados de sida cuando aún no existía la medicina que les prolongara la vida, o fallecidos por excesos de todo tipo. Los “ninis” sí que tienen información, pero se la pasan por ahí mismo, la gran diferencia es que controlan bastante más y pasan casi totalmente desapercibidos, mezclados con todos los demás; ya sea porque la droga está mucho más extendida en todos los sectores o porque sí les importa el rechazo social y saben cómo eludirlo.