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domingo, 18 de diciembre de 2011

Qué despliegue


Últimamente te puedes encontrar al cantante del Canto del Loco hasta en la sopa. Resulta que el muchacho ha escrito un libro en el que, entre otras cosas, cuenta que la muerte de su hermana fue como un hostión para él. La verdad es que la muerte de seres queridos siempre es dolorosa, pero hecha esa salvedad y sin desmerecer el libro, ahí no entro, no deja de ser chocante el bombardeo masivo.
Te lo encuentras en los programas de humor presentando el libro, en las primeras páginas de los diarios presentando el libro, en los anuncios televisivos presentando el libro, en los programas de radio presentando el libro, en los programas culinarios, en los del corazón, en los de bricolaje, en los de viajes y en los de cuchicheos...¡presentando por enésima vez el libro!...coooooooooooooño...¿tan bueno es?




Es que ni García Márquez, por no hablar de la Etxebarría que la tienen vetada. Ya quisieran muchos excelentes escritores tener semejante publicidad, porque digo yo...además de tener 34 años, haber hecho un sketch con Cruz y Raya y haber cantado pop rock ¿tan interesante es su vida como para merecer semejante despliegue? ¿Acaso quieren hacer leer de golpe a este país cateto y desacostumbrado y han elegido al colega este por ser más boniquillo?
Me parece fantástico que este muchacho escriba sus memorias, pero en las primeras páginas de la prensa y en las noticias de todo tipo, vuelvo a decir, deberían salir diariamente, y con foto a todo color, cada médico que salva diariamente una vida, cada juez que dice no a un desahucio exigido por el banco a una familia en paro y cada empresario que logra crear un sólo puesto de trabajo digno

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Moncloa, 21 de noviembre de 2011


Una vez pasada la euforia de los primeros momentos, el nuevo presidente de este puñetero e incomprensible país acude a la llamada de la naturaleza y se sienta en el váter de su nueva residencia. Ante sus ojos no puede presentarse un panorama más desolador; el mismo panorama que zapatero veía todos los días cuando cagaba. Lo realmente insoportable son los pequeños detalles. José Luis no ha tenido la delicadeza de retirar el rollo de papel higiénico que no ha agotado. Como es de imaginar, en esos primeros momentos de aclimatación, los pensamientos son muchos y mientras fluyen, la mirada gafosa de nuestro personaje se pierde entre la insidia de algunas manchas delatoras que no tiene más remedio que observar.
Por lo menos habrá que cambiar las cortinitas, se dice a sí mismo Mariano, mientras arranca, con dos deditos, un trozo del mencionado papel para realizar escrupulosamente la toilete más incómoda de su vida. Ni siquiera se atreve a darse una ducha ante la visión de un bote de gel olvidado en la repisa de la bañera.
“Deberían permitir que cada presidente viviera en su casa, en lugar de someternos a esta ignominia”, le dice a su mujer cuando se acuestan por la noche en el mismo lecho conyugal en el que Rodríguez ha pasado los más de siete años últimos. Por supuesto, ni asomo de libido en mucho tiempo. Mejor habría sido desinfectar y hacer una reforma en profundidad antes de entrar aqui.
En el armario de cocina ha aparecido una bota militar de la talla 37 y un batisaco gótico como talega del pan, un libro de Borges en la mesita de noche y una camiseta del ché atrancando la taza del servicio de la segunda planta...el panorama es desolador.

domingo, 16 de octubre de 2011

De cine


Decía un artículo de Pérez Reverte, que leí hace unos días, que si la batalla de las Navas de Tolosa hubiera sido un episodio de la historia de Estados Unidos, con toda seguridad, ya habrían hecho una superproducción cinematográfica del evento. Y puestos a pensar, es cierto que el cine español, salvo excepciones, no es muy dado a representar otros episodios históricos que no sean los referentes al siempre recurrente tema de la guerra civil.
No existe ninguna película sobre la batalla de Lepanto, ni la de Trafalgar, ni la de Bailén ni de ninguna otras tan épicas y decisivas como las mencionadas. Es cierto que existe buen cine español a pesar del desconocimiento de sus muchos detractores, ahí están, para demostrarlo, películas como “ Regreso a Hansala”, “Siete mesas de billar francés”, “El hombre de arena”, “Los amantes del círculo polar” etc...pero conociendo como se las gastan los directores subvencionados y nuestro gran Almodóvar, es de imaginar que la película acabaría siendo una pelea entre locas y travestis o una colección de imágenes con alto contenido didáctico y artístico tales como perros lamiéndose el cipote y tal. Pero es que si la hacen los americanos, lo más seguro es que el rey Sancho saliera dando saltos de tres metros y el resto fuera una ensalada de espadazos acrobáticos ricos en efectos especiales de sangre brotando a cámara lenta y por supuesto, y en aras del espectáculo, acabaría siendo algo que nada tendría que ver con la realidad.

jueves, 13 de octubre de 2011

Separatismo made in Spain.


El fenómeno del separatismo en España es algo que nos deja bastante descolocados a los españoles que no profesamos estas ideas. Desde los lugares peninsulares, en los que no existen esos sectores separatistas, observamos estos fenómenos periféricos sin comprender a qué se deben.
En una Europa en la que, salvo en esa otra península mediterránea llamada Balcánica, lo normal siempre ha sido la unión de estados para formar grandes países, como ya lo hicieran Italia y Alemania en el siglo XIX, el separatismo ibérico parece ir a contracorriente y carecer de sentido.
El Sahara jamás hubiera querido ser abandonado a su suerte y sin embargo aquí, hay zonas en las que se lucha por la escisión. Uno no puede dejar de acordarse de la conversación que tuvo con un grupo de profesores universitarios en Portugal, que aseguraban que el atraso de su país se debía a una separación que jamás debió haber ocurrido. Uno no deja de pensar en qué ocurriría si finalmente se desmembrara el estado Visigodo; que, técnicamente, todavía lo es, porque fueron los nobles del gobierno visigodo los que volvieron a conquistar el territorio patrio (No en vano los Canarios nos llaman Godos). ¿Nos empobrecería y debilitaría convirtiéndonos, pasado el tiempo, en otros Portugal? ¿Nos convertiría en glamurosos estados, tipo principado monegasco? Más me inclino a pensar en la primera opción. ¿Nos haría un país más grande la unión con los lusos? En cualquier caso, todo esto está por ver.
Sin duda, falló la política de la edad media en sus intentos de unir España en un solo reino y, al igual que en la antigua Yugoslavia, este país siempre ha sido un polvorín bajo el yugo y las flechas de los distintos regímenes y monarquías.
Puestos a pensar dónde está la causa de este fenómeno separatista, made in spain, no se me ocurre otra que remitirme a la mala gestión de los reyes castellanos, navarros, leoneses y aragoneses, más soberbios, belicosos, ambiciosos y abusones que reconciliadores y en ultima instancia no perder de vista la fuerza de la sangre que nos corre; fruto de grandes culturas independientes como la íbera y la vascona, comerciantes como los griegos y los fenicios y dominadoras como fueran los cartagineses, los romanos, los celtas, Suevos, Vándalos, Alanos y godos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Recetas


Esta semana se me ha roto un mito. Un mito que mantenía desde pequeño en ese lugar que todos tenemos reservado para al realismo mágico y que nunca nos preocupamos de revisar hasta que llega el momento. Pues bien, a mi me ha llegado. Esta semana he visto, con estupefacción, quejarse a varios farmacéuticos de la letra de sendos médicos. Y yo que creía, realmente, que existía un contubernio entre farmacéuticos y médicos, consistente en realizar juntos un cursillo de taquigrafía críptica para que no nos enteremos de lo que hacen con nuestra salud, resulta que me he visto inquieto pensando que me iban a dar laxantes o Nembutal en lugar de la medicina prescrita.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Cien palabras


Según oí decir, el otro día, a personas que viajan bastante al extranjero, una de las cosas que piensan los turcos sobre los españoles es que negamos saber hablar inglés cuando en realidad sí que sabemos. Resulta que me sorprendió bastante esta afirmación y me puse a pensar sobre el asunto. Ciertamente, si coges un papel y te pones a escribir palabras en inglés que conoces, posiblemente llegues a unas cien sin dificultad. En mi caso, entre colores, números, frutas, verbos y demás, he descubierto que llego a las doscientas sin ningún problema. Es más, si recurro a la memoria escolar o a los estribillos y los títulos en inglés de las canciones que conozco o de las películas que me suenan, para mi sorpresa, resulta que poseo cierto vocabulario básico e incluso sé escribirlo. Y sin embargo, ni entiendo ni hablo inglés salvo palabras sueltas. Si lo intento, lo más seguro es que me bloquee porque me faltan palabras y porque sé que las frases en inglés no se construyen como en castellano. Enseguida se me vienen a la cabeza las escenas de Alfredo Landa chapurreando inglés de garrafón con las guiris o los sketch de los Morancos dando lecciones con “apio verde tu y yo” para decir feliz cumpleaños, y me siento ridículo. ¿Un fallo incuestionable del sistema educativo que nos tocó o tiene la culpa Alfredo Landa?

lunes, 1 de agosto de 2011

Las fotos de este verano


Las fotos de este verano no son las fotos en las que uno posa delante de una fachada románica o un paisaje frondoso (esas son agua pasada); más bien son fotos en las que aparezco por casualidad, y siempre de espaldas, mirando una de estas cosas mencionadas y sólo porque mi compañera disparó en ese momento. El caso es que encierran el anverso de un yo irreconocible, o al menos desconocido para mí, hasta este momento. Un clareo craneal, que roza la calvicie, corona mi imagen en las instantáneas, y yo me siento desconcertado mirándolas; como si yo mismo, de espaldas, fuera un ente diferente e inconcebible. Pero de frente no es menos, porque desde hace unos días, ante el espejo, mi imagen refleja un tío canoso al que le han salido dos arrugas en el cuello, a modo de collarín, que se mira tras unas gafas recientemente prescritas por el oculista. “A esto llegamos, antes o después, todos”, me dijo, insidiosamente el oftalmólogo, cuando me mandó unas gafas para vista cansada. Ahora uso gafas; algo que, hasta hace apenas unos meses, me parecía lejano e impropio de mí. Y me miro en el espejo, con el rostro emblanquecido por la barba rala, enrarecido por un aspecto algo más que maduro a causa de esa estructura plateada que alberga dos cristales ante mis ojos.
Nunca me he gustado a mí mismo, pero ahora no se trata de gustarme o no; se trata más bien de aceptar que el tiempo ha dejado un huella indeleble en mi aspecto. El mismo al que jamás he prestado demasiada atención, más allá de la higiene y la peluquería, y que ahora me parece una imagen extraña y ajena.

sábado, 16 de julio de 2011

Contrastes en las aceras.

Este tórrido calor y la globalización dan lugar a escenas curiosas en las aceras de esta ciudad semiagraria del valle del Guadalquivir, porque, en definitiva, esto no es una gran urbe cosmopolita, ni Dios que lo ha visto. La prueba evidente es el estupor ante los contrastes que provoca la inmigración de culturas de todo tipo que van incrustándose entre nosotros contra todo pronóstico, dado lo jodidas que están las cosas.
Imagínate, las cuatro de la tarde, saliendo de una cafetería y cruzándote con dos sudamericanas despampanantes de minifaldas y culo imposible que caminan en dirección contraria a un marroquí ataviado con siete metros de túnica recargada de arabescos bordados y gorrito sufí, y en medio tú; un españolito, que ronda el medio siglo y que de repente se encuentra en medio de una situación a la que asiste algo desubicado a pesar de estar taraceado de ideas sociatas de los años ochenta. Digo esto porque al moro no se le ocurre otra cosa que mirarme y comentarme, con cierta complicidad improcedente a mi parecer, “las minifaldas en verano....” a la vez que hace un gesto que señala sobre su pierna la escasez de tela de la prenda de las chicas, esto es...a ras del coño...como se dice por aquí. Y uno, que conoce lo que se dice sobre los moros y su idea sobre las mujeres, responde muy convencido: ...bonito ver piernas...falditas buenas, contento de haber hecho todo un alegato aleccionante por la libertad, a lo que Mohamed responde con una sonrisa y sigue su camino.
Hay quien dice que le daría un yuyu si hiciera tal o cual cosa que no coincide con sus ideas. A mí, a estas alturas, deberían haberme dado ya varios yuyus por romper con las preconcepciones, pero lejos de eso, disfruto con los contrastes y abro mi mente ante las escenas suculentas que pueblan las aceras y veo ancianos del brazo de jóvenes rumanas a pesar de que lo único que todavía tienen en vigor es el carné de conducir.

viernes, 17 de junio de 2011

Visión histórica.

Ya había ocurrido antes. Basta una simple mirada histórica para ver que los españoles somos gente de motines y levantamientos. A mí no me ha extrañado nada que los indignados hayan acabado cruzando esa supuesta linea roja. Ya lo hicieron los indignados del siglo XVIII y XIX en el motín de Esquilache y en el de Aranjuez respectivamente, en unos sucesos sorprendentemente similares a los actuales en los que acabaron chafándole el sombrero a golpes al ministro Godoy. También aquellos pedían pan y resulta que, cuando se pide pan, el ser humano, lamentablemente, acaba actuando a la desesperada porque, desde que el hombre es hombre, el pan no se suplica ni se pacta...se exige como sea.
Desde el punto de vista de los señores políticos a los que les zarandean el sillón de sus privilegios, al que se agarran en aras de la democracia y desde la óptica de los escandalizados medios de comunicación tan volcados en satanizar a esos indignados catalanes, esto ha sido un atropello intolerable de macarras antisistema. Pues verán ustedes, lejos de hacer apología de la violencia, no estaría mal que ustedes le dieran un repaso a aquellos episodios históricos que les he mencionado y vieran como se removió la política de la época y sus personajes con deposiciones de ministros y cambios de monarcas, y no estaría mal que contemplasen la posibilidad de que esta sobrevalorada democracia y europeísmo necesiten una regeneración en profundidad y un replanteamiento, porque al fin y al cabo y como decía Churchill, la democracia es el peor de los sistemas políticos exceptuando los demás y al fin y al cabo, aquí no se han cortado cabezas ni se han quemado palacios. ¿No sería mejor tomar buena nota? ¿O tal vez son más burros estos políticos que los de hace dos siglos?

domingo, 5 de junio de 2011

Con fútbol, pan y cebolla.


A pesar de que se estaban manifestando pacíficamente, los dirigentes catalanes de izquierdas mandaron una carga policial, hace unos días, para desalojar una importante plaza de Barcelona. Sobre todo lo hicieron para que, horas más tarde, pudieran ocuparla los no tan pacíficos culés. Esos sí que son gratos para el poder, ya que descargan sus ardores en ese espectáculo llamado fútbol y se mantienen anestesiados ante la manipulación, el robo y la barbarie de políticos y banqueros.
¿Para qué van a pensar en solidarizarse con los chavales que están siendo apaleados por un futuro mejor para todos? No hombre no, para apalearse, salir a la calle y gastar energías existe el maravilloso deporte rey. Y por supuesto al poder le cuesta bien poco encauzar esas energías, así que se suman encantados e institucionalmente, incluso desde la corona, ofreciéndoles copas del rey y demás, y presidiendo parcos en los estadios.
Hasta ahí nada que no tenga una explicación en este país de borregos, incultos y futboleros, pero lo que no tiene lógica alguna, en este mismo país hipersensible a los tics izquierdistas de los años setenta, que ostentan políticos y medios de comunicación es que hayan pasado desapercibidos los comentarios de uno de los mozos de escuadra que estuvieron en la sangrienta carga policial previa al partido de la champions.
Este mozo de escuadra, bastante descuadrado por cierto, aseguraba con un visible rictus sádico en los labios, que la carga la tendrían que haber hecho de noche, mientras los chavales hubieran estado durmiendo. Vamos... apalear a placer en la oscuridad de la noche sin ser vistos. Igual que en la noche de los cuchillos largos, de los cristales rotos y demás sucesos similares llevados a cabo por nazis y otras dictaduras de todo pelaje. Y se quedó tan pancho el mozalbete oye, sin una triste suspensión de empleo y sueldo durante unos mesecitos y sin que nadie hiciera un solo comentario al respecto. ¿Es que nadie le va a decir ...tú lo que eres es un cabrón? Bueno hombre, yo, por mi parte, a seguir pagando impuestos para pagarte el sueldo, de manera que puedas apalear valientemente y de noche a nuestros hijos y hermanos y sobre todo que salgas en televisión diciéndolo, porque ya se sabe que mientras no falte fútbol ...a vivir aunque sea con pan y cebolla.

domingo, 22 de mayo de 2011

Picasso, los moros y Blanco.


Si Picasso hubiera sido simpatizante de Franco en lugar de serlo de la República, ese famoso cuadro llamado “Guernica” se llamaría “Belchite”, porque la república también bombardeó población civil; ahí están intactos los escombros y las casas derruidas para demostrarlo. Todo es relativo.
¿Tienen razón los marroquíes cuando aseguran que España es de ellos por razones históricas? Vamos a ver...cuando entraron a hierro y fuego en el año 711, aquí existía una población hispano-romana que poseía identidad de nación bajo el gobierno visigodo y que se vio desplazada y relegada a una pequeña franja territorial en el norte de España al ser expulsada de sus tierras, exactamente igual que los judios hicieron en la década de los cuarenta y siguen haciendo con los palestinos actualmente. El siglo VIII penínsular fue una tragedia humana igual que hoy lo es Gaza y Cisjornania. Los que estamos aquí somos los descendientes de aquella población íbera que, poco a poco, fue recuperando lo que era suyo desde hacía milenios. Muy bonita la Alhambra y la Mezquita, pero a mí, personalmente, me emociona mucho más cualquier ruina de un modesto poblado íbero, en algún yacimiento perdido, que los foráneos arabescos con los que no me identifico. Esos no son de mis antepasados. Bastan unas nociones básicas de historia para decirle a Marruecos...esto no es vuestro y nunca lo ha sido.
Hoy me he sorprendido a mí mismo emocionándome con los miles de chavales manifestándose con un civismo, una organización y una actitud exquisita, en numerosas plazas de este país. Piden un cambio que les permita tener una oportunidad de conseguir un trabajo para vivir dignamente y de acceder a una vivienda y he sentido una profunda vergüenza viendo en televisión al ministro Blanco ofreciéndo a la juventud, asegurando que les importa mucho, 300 euros para ayudarles a que obtengan el carné de conducir. Muy en su línea, y tal y como están acostumbrados él y sus correligionarios, este señor sigue ofreciendo limosnas cual caramelo a un niño, mientras les roban el futuro y la esperanza a una generación entera. Oirlo y verlo ha supuesto para mí la imagen tangible del por qué de la angustia, el levantamiento y la indignación y no he podido evitar caer en la cuenta de que nuestros insignes políticos, hijos del Mayo frances del 68, han provocado un Mayo español en 2011, y espero que les reviente en las narices y los relegue al lugar ignominioso en el que les corresponde estar ya.

lunes, 7 de febrero de 2011

Mi amigo Edu


Yo andaría por los 12. Por entonces mi vida era la egebé con su empacho de conjuntos disjuntos y torturas de palmeta institucionalizadas, completada con una amplia franja horaria de juegos callejeros que nadie interrumpía para obligarte a hacer los deberes. Nadie se alarmaba por una brecha o increpaba a los maestros por chiquilladas, no había visita al médico para curar las guacharras crónicas de las comisuras de los labios y, como mucho, te aplicaban algún remedio casero para los sabañones.
Coleteaban aún los años setenta y una arraigada inercia franquista coexistiendo con la transición, sin duda, todo era más sencillo. Pero también había otro mundo que descubrí gracias a mi amigo Edu, que era un compañero de clase pulcro y grandullón al que no se le veía por la calle. De no haber sido por su corpulencia, seguramente, habría sido blanco de todo tipo de golpes y burlas, pero Eduardo no era tibio ni cobarde, y a pesar de ese barniz tontorrón que imprimía a todo lo que decía y hacía, no dudaba en darse de golpes con el matón de la escuela y dejarle un ojo a la virulé durante un tiempo. No recuerdo haber visto jamás a mi amigo sin algún tipo de moratón .
Nada que ver con la generalidad de la chiquillería. Eduardo, que vivía en un barrio céntrico, disponía de un armario bastante repleto de juegos de esos que se compraban y tenía horas de estudio supervisadas por sus padres. Tenía un futbolín de verdad y una patineta de deslumbrante colorido, mientras que yo pasaba mis horas haciendo indiakas con mazorcas, futbolines con gomas y pinzas, carretillas de cojinetes y escopetas de tabla para cazar salamanquesas. Eduardo a veces me llevaba a su casa a jugar y su madre nos daba la merienda. Una madre preciosa y elegante de la que aún hoy creo recordar su olor; nada que ver con las sufridas mujeres de mi barrio con zapatillas, guatiné y escoba adherida cual prótesis. Eduardo me contaba sus fantasías sexuales con sus tías, tan sensuales y dulces como su propia madre y me pagaba el cine de vez en cuando. Pero lo que más me sigue desconcertando de Eduardo era su padre. Supe que poco después falleció. Lo recuerdo tranquilo y bien vestido, llevándonos a Jaén a ver el circo junto con el hermano pequeño. Digo desconcertante porque en una ocasión, sin venir a cuento me dijo: “yo soy comunista”. Claro, hasta donde un niño ya mayorcete alcanzaba a comprender por entonces, intuí que aquel comentario tenía vocación de sorprender o algo parecido. Si fue así imagino que sabía que al paso del tiempo yo me preguntaría el por qué de aquella afirmación.¿Tal vez me dejó la explicación de por qué le parecía bien que su hijo fuera amigo de un chaval de barrio proletario como yo? ¿Era la pose de moda de la clase media-alta en los años setenta? Una familia fascinante sin duda.
Años después, a mediados de los ochenta, volví coincidir con Eduardo. Él era fan de Ramoncín y, a pesar de su fisonomía de pijo total, que incluía ojos azules y moreno de playa perenne, llevaba tupé y tocaba el contrabajo en un grupo de rockabilly mientras que yo tocaba la guitarra en un grupo tonto de pop rock, abriéndose así una brecha insalvable entre nosotros a pesar de que anduvimos un par de noches con dos amigas que intercambiamos en un baile.

miércoles, 5 de enero de 2011

Badenes


¿Qué cosas dirías tú que están claramente desfasadas? Posiblemente se te ocurra una nutrida relación y seguramente coincidamos en casi todas, pero hay una en especial que no vas a poder negarme. Por su tosquedad y su simplicidad dañina, los badenes para limitar la velocidad de los coches son, sin duda, algo salido de otro tiempo, unos dispositivos dotados de una crueldad medieval, unas construcciones más propias de las calles de cualquier ciudad del Bloque del Este en los años cincuenta que un elemento disuasorio en nuestras calles plagadas de indicadores leds de última generación. Vamos, un prodigio de tecnología por la que merece ser otorgado un premio a su inventor y a las administraciones que nos las instalan en estos tiempos de sofisticación tecnológica.
No digo yo que los cambien por las pinturas esas que, por ilusión óptica, casi te provocan un infarto cuando se te levanta del suelo una niña, a pocos metros del automóvil, si vas a un poco más de velocidad de la cuenta, pero ¿de verdad que no hay otra solución que no implique necesariamente que se te reviente una rueda o se te joda un palier si te descuídas o no está suficientemente iluminada la calzada?
Lo curioso es que cuanto más pequeños sean los pueblos y menos riesgo de atropellamiento supongan sus travesías, más elevados y abruptos son sus badenes. Si no...pasa por Cazalilla y ya verás.