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jueves, 10 de abril de 2008

Melendi y compañía

Frank Zappa defecaba en el escenario mientras su música estridente hacía vibrar al público, Jim Morrison mostraba sus genitales en una de sus últimas actuaciones con su danza etílica mientras sonaban los acordes surrealistas de “light my fire”. En su versión española Alberto Comesaña enseñaba el paquete interpretando “prográmame para el amor”. Ozzy arrancaba la cabeza a un murciélago con los dientes ante cientos de espectadores y los geniales Red Hot Chilli Peppers tocaban sin nada más que un calcetín cubriendo sus partes pudendas. Estos y algunos más no dejaron un solo exceso sin convertir en rutina. Uno ha crecido asociando estas excentricidades a una música contundente que, en su momento, resultó reveladora, de manera que, entre mito y realidad, mi generación ha ido consolidando su estética y sus códigos. Bob Marley y sus rastas, para nosotros, son sinónimo de Reagge, de marihuana y de reivindicaciones sociales en los años sesenta y Lou Reed, su romance con el alcohol y sus textos sobre la locura, el deseo y la traición, son el paradigma de las verdades profundas musitadas. Todo esto ha ido dando lugar a una manera de entender que hemos ido asimilando e interiorizando hasta el punto de abrir nuestras mentes y nuestra percepción, pero yo, personalmente, sufro un bloqueo desde hace algún tiempo. A mí, que nunca me escandalizaron estas provocaciones y que ni siquiera me resultó repelente la estética punk, ahora se me hace imposible digerir algunas cosas. Es que no las veo coherentes. Vamos a ver: aparece el tal Melendi, con unos pantalones de rapero, con un pelo mezcla entre indio Arapahoe y rastas jamaicanas y a uno le parece un tío de lo más radical que va a arrancarse con temas experimentales cargados de guitarras distorsionadas y textos subversivos, pero que va; el maromo se pone a cantar por rumba de la más pachanguera. Yo es que no me entero, me he quedado algo pillado; por muy abierto que intente ser, esto no me parece nada decente. Ni siquiera se trata de rumba callejera como la de los Chichos, cantándole a los macarras de barrio, con su contenido social y tal. No, ni mucho menos; se trata de no sé qué de pantomimas y de fútbol. Cagonlaleche chaval ¿me estás tomando el pelo o qué? Mucho ruido y pocas leches es lo que es.
Un notas, si señor, pero resulta que su hazaña más destacable no es otra que emborracharse en un avión y alardear de tener dinero. Y encima lo sacan en la tele como noticia. Aquí pasa algo raro. Vamos hombre no me jodas; uno se emborracha en un bar, donde te pueda dar una hostia, bien dada, el camarero o el segurata, o donde puedas tirarle un vaso de güisqui a una tía pesada como hizo Sabina o, mejor, en un escenario, donde se demuestra la hombría, como Ramoncín, impertérrito ante huevos y pedradas, pero no en medio del acojonado pasaje de primera clase con tripulación medio pijotera incluida. ¡Si señor, Melendi, esas son movidas y no las de Sid Vicious!
Y no es el único caso, es más, una especie de corriente absurdo-comercial invade el panorama musical. Tíos llenos de pearcings en las cejas y la lengua te cantan baladas de lo más baboso-recalcitrante, luciendo, sin complejos, una cresta repeinadita con gomina. Ya te digo, que no me cuadra. Ni eso son crestas ni nada, y para pearcings: aquellos imperdibles ochentenos clavados por todo el cuerpo sin tanto brillo glamuroso.
¡Si los Sex Pistoll levantaran la cabeza!..te ibas a enterar Melendi.

2 comentarios:

lola dijo...

En la música ya no es condición ser bueno para triunfar, y la pinta que tengan es casi lo menos impotante, lo desastroso es, que gente con calidad ínfima tenga ese éxito.

Anónimo dijo...

tu no sabes ni lo que hablas Melendi es único y lo que a mi no me cuadra es que lo estes comparando con todos esos pintas que lo que hacian si me parece una gran falta de respeto hacia el publico, cosa que Melendi nunca ha hecho y siempre ha tratado a sus fans con la mayor atención y cuidado que ha podido y siempre con respeto y lo del avion ¿donde pone los lugares donde se debe uno emborrachar? ♥ MELENDI por siempre!!