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domingo, 15 de agosto de 2010

Certezas

Yo tengo algunas certezas curiosas; no me refiero a las que todos tenemos sobre la necesidad de que el arbitraje en el fútbol se modernice o a perogrulladas tales como deducir que hay una boda si ves por la calle un par de chicas ataviadas con vestidos de saldo a la manera de Falcon Crest.
Yo tengo algunas certezas curiosas que posiblemente nunca te hayas planteado. Yo sé exactamente cual es la palabra que más veces he oído en mi vida. Me refiero al sustantivo "maestro", término con el que se me ha interpelado una media de 100 veces al día, durante un día y otro a lo largo de los últimos 17 años de mi vida. Aún así no me acostumbro a que me llamen de la misma manera con la que se referían a Jesucristo o a Platón, por poner un ejemplo.
Como decía un antiguo profesor: "maetro es aquel que crea escuela", y de eso hay bien poco en este cuerpo de docentes españoles atosigados por el papeleo, presionados por todos sitios y utilizados para inculcar cualquier idea política que al tecnócrata lumbreras de turno le dé por estimar como buena y necesaria desde las alturas su maravilloso despacho en la última planta de cualquier edificio administrativo.
Yo tengo otra curiosa certeza: yo sé cual es el presente de indicativo del verbo asir ¿lo sabes tú?...¿de verdad? Amigo mío, si lo sabes, has de saber que no es cuestión baladí, créeme que, curiosamente, ninguno de mis avezados compañeros de profesión han sido capaces de responder correctamente.
Yo tengo más curiosas certezas: sé a ciencia cierta que, si existiera la reencarnación, el último país en el que quisiera venir al mundo es en Argentina. Sí, por encima de Angola, Senegal o Sierra Leona. Y además sé también que, en la mayoría de los casos, el sexo de menor calidad es el que te brindan las llamadas profesionales. Por cierto el mencioando presente de indicativo es: yo asgo.