Tengo un amiguete desde hace muchos años. Y digo amiguete porque yo no recurro a correos cursis sobre la amistad ni a cuestiones filosóficas, filantrópicas o existenciales para catalogar el tipo de relación que tengo con mis conocidos. Para mí es más sencillo; se trata simplemente de seguir hablándonos o de no haber llegado a alguna situación irreconciliable.
José Luís tiene una capa de barniz que le otorga cierto brillo. Fue compañero de aula en el instituto y de aquella época conserva, entre sus logros, el recuerdo de diversas reglas ortográfícas y cierto repertorio de fórmulas de física y química; todo ello grabado a fuego en alguna circunvalación cerebral poco desarrollada en mi caso.
Es sorprendente oírlo recitar las valencias, con símbolos incluidos, después de veinte años alejado de las aulas. Pero ese brillo, a veces, le da para algo más que la mera fijación nemotécnica y te sorprende, entre cervezas, con frases tales como “la vida está llena de vicisitudes y controversias”…no me jodas José Luís, yo estudiando durante años gilipolleces ilustradas y resulta que no tengo ni pajolera idea de donde sale semejante pensamiento cargado de síntesis existencial; fijo que no es de tu cosecha, pero me mola, sobre todo porque suena bien…¿o no? Sí señor, la vida está llena de vicisitudes y controversias (partido de dos pi erre). Otra cosa es saber para que nos ha servido aprenderse de memoria hasta los logaritmos neperianos, cuando ahora basta con mirarlo en el google y te lo dan resuelto en el acto, porque sí, amiguete…ya no se usan las tizas ni las pizarras. No, los rotuladores sobre pizarra blanca tampoco. Ahora son unos enormes paneles táctiles, digitales y multimedia, conectados a un ordenador, y sobre ellos se escribe con el dedo del color que tú selecciones previamente en el menú de opciones. No es necesario ni siquiera que el alumnado “salga a la pizarra”, pueden interaccionar con la misma desde sus asientos con sus ordenadores ultra-portátiles y después pueden ver en ella un documental educativo si el profesor lo estima conveniente. Un pequeño cambio ¿no crees?, y nosotros con fórmulas en la cabeza.