visitas desde el 23/07/2008

viernes, 17 de junio de 2011

Visión histórica.

Ya había ocurrido antes. Basta una simple mirada histórica para ver que los españoles somos gente de motines y levantamientos. A mí no me ha extrañado nada que los indignados hayan acabado cruzando esa supuesta linea roja. Ya lo hicieron los indignados del siglo XVIII y XIX en el motín de Esquilache y en el de Aranjuez respectivamente, en unos sucesos sorprendentemente similares a los actuales en los que acabaron chafándole el sombrero a golpes al ministro Godoy. También aquellos pedían pan y resulta que, cuando se pide pan, el ser humano, lamentablemente, acaba actuando a la desesperada porque, desde que el hombre es hombre, el pan no se suplica ni se pacta...se exige como sea.
Desde el punto de vista de los señores políticos a los que les zarandean el sillón de sus privilegios, al que se agarran en aras de la democracia y desde la óptica de los escandalizados medios de comunicación tan volcados en satanizar a esos indignados catalanes, esto ha sido un atropello intolerable de macarras antisistema. Pues verán ustedes, lejos de hacer apología de la violencia, no estaría mal que ustedes le dieran un repaso a aquellos episodios históricos que les he mencionado y vieran como se removió la política de la época y sus personajes con deposiciones de ministros y cambios de monarcas, y no estaría mal que contemplasen la posibilidad de que esta sobrevalorada democracia y europeísmo necesiten una regeneración en profundidad y un replanteamiento, porque al fin y al cabo y como decía Churchill, la democracia es el peor de los sistemas políticos exceptuando los demás y al fin y al cabo, aquí no se han cortado cabezas ni se han quemado palacios. ¿No sería mejor tomar buena nota? ¿O tal vez son más burros estos políticos que los de hace dos siglos?

1 comentario:

Antonio S. dijo...

Cuando aumenta la presión en la botella, al final explota, como no podía ser de otra manera. Supongo que tanto paro ha hecho que la gente tenga mucho tiempo para pensar y que se de cuenta de cosas que antes pasaban desapercibidas, y como no tienen otra cosa que hacer, pues a dar la lata se ha dicho.