visitas desde el 23/07/2008

jueves, 21 de mayo de 2009

El amor puro de Puri

Como he ganado unos kilitos y perdido forma últimamente, he decidido ir a un gimnasio para ver qué se puede hacer con este declive mío. Ha terminado de animarme un conocido que trabaja en la administración de uno de los muchos que hay en la ciudad. Hace un par de semanas me presenté allí y fue esta persona quien me abrió la ficha y me explicó un poco como funciona el tema mientras me enseñaba las instalaciones.
Aquella misma tarde empecé, haciendo un poco de ejercicios aeróbicos y de aparatos, todo suave, en plan iniciación, asesorado por mi amigo, que me iba explicando cosillas desde su puesto, detrás del mostrador, mientras atendía el teléfono y las taquillas.
En un momento dado me mira y me dice: -“oye Juanma ¿cómo puedo entrar al blog ese que me ha dicho Maroto que tienes?” Me acerqué hasta el ordenador y le abrí el sitio para volver enseguida a la cinta andadora.
Después de un rato apareció una tía buena que resultó ser la compañera que venía a sustituir al muchacho este, cuyo turno acababa justo en ese momento. Allí me quedé, después de despedirse, completando la serie de ejercicios que el monitor me había puesto para aquella sesión, y sin poder evitar que la vista se me fuera detrás de aquella escultural chica que iba y venía de acá para allá.
En un momento dado, la beldad se sentó ante la pantalla del pecé y se concentró en algo que leía o veía y que la tenía totalmente absorta. Al cambiarme de aparato tuve que pasar por detrás de ella y comprobé, con asombro, que leía en mi blog; seguramente lo había dejado abierto su compañero distraídamente y, tras echarle un vistazo, algún texto había conseguido suscitar su interés.
Pasados dos días volví. Era la hora del turno de la chica y allí estaba, enganchada con mi blog, riendo y devorando ávidamente un texto tras otro; según pude comprobar al entrar, cuando miré la pantalla y vi las letras blancas sobre este inconfundible fondo azul salpicado de circulitos de colores.
Me cambié y me puse a pedalear en una de las bicicletas estáticas que hay frente al mostrador, con lo que pude observar en todo momento su cara que, imbuida en la lectura, reía y gesticulaba. Casi podría asegurar que, en algún momento, sus ojos se humedecieron con la emoción. Era la primera vez que veía como reaccionaba alguien leyendo mis escritos. Ver esas sensaciones reflejadas en su cara era toda una experiencia increíble.
Durante todo ese rato se acercó todo tipo de gente hasta ella, interrumpiéndola, pero los miraba por un segundo para darles algo o indicarles alguna cosa y seguía inmediatamente con la lectura. Estaba tan absorta que ni siquiera la colección de niñatos musculosos, con su reclamo de atención, eran capaces de sustraerla del interior de mi mundo literario.
En esos momentos caí en la cuenta de que aquella belleza era mía de alguna manera, por encima de bíceps tres veces más voluminosos que el mío o pectorales esculpidos como coraza de romano. Y supe que el interés de Puri por mí era puro, y que es verdad eso que dicen algunas veces las mujeres de que no les importa el físico sino el interior (ya ves tú)…de todos modos, por si acaso, no me acerqué a decirle nada. ¿Para qué?
Fueron más los días que pude disfrutar contemplándola desde el banco de abdominales, feliz de poseer su mente y su corazón. En un momento dado la vi escribir un comentario y no pude resistirme a acercarme para verlo. A pesar de que procuré hacerlo con disimulo, se dio cuenta y después de mirarme con desprecio la barriga ( ni siquiera se dignó a hacerlo a la cara) me dijo: ¿necesitas algo? Yo me hice el tonto y fingí que pasaba por allí y que no la había escuchado. Me duché y corrí rápido a casa para revisar el blog. Allí estaban sus palabras, asegurando que me amaba y prometiéndome tórridas noches de pasión. Aún queda la huella de sus comentarios en el texto “cuestión de estilo” donde veréis que, por pudor, suprimí el contenido de los mismos. Entró como Candela y ciertamente encendió mi libido.
Hoy, después de debatirme en una guerra interior sobre si acercarme y reclamar o no lo que me prometía en los comentarios, se me ha hecho insoportable seguir en el gimnasio y he decidido escribir este texto para ella. Imagino su cara leyéndolo. Ya nunca serás mía Puri (así oí que la llamaban). Ya sabes a lo que me refiero.



5 comentarios:

Puri dijo...

Juanma, acabo de leer el relato y me he quedado petrificada. Por favor ven al gimnasio, necesito expresarte con el cuerpo y con el alma lo k siento por ti. A la salida de mi turno estaré esperándote con una amiga, por si te intimida estar a solas conmigo.

Antonio S.A. dijo...

Gracioso, simpático y refrescante este escrito tuyo, me ha gustado mucho leerlo.

juanma dijo...

Gracias Antonio en nombre mío y de Puri. Hemos estado haciendo gimnasia todo el fin de semana.

Puri dijo...

k casualidad, no me extraña k la chica estuviese engachada a tu blog, a mí me pasa igual.
ke casualidad k se llame igual k yo, ja jajaj.
k casualidad k haya otra puri k comenta hoy en tu blog.
Como siempre muy ameno y vivaz.
Gracias por hacernos pasar buenos ratos con tus relatos.
No creo k a estas alturas de la vida, todavía hay kien piense k el físico es lo k importa, lo k pasa es k en la sociedad en k vivimos ya no se habla...sólo se intenta contactar creyendo k eso da derecho a una cita con cierto derecho a pillar cacho... en donde se toma un café o una cerveza y después si nos atraemos un pokito rollete asegurado...un rol k ya se sigue con aceptación, por supuesto, de ambas partes.
Posiblemente tu chica del gimnasio ya está más k harta de esos temas, o aburrida, y necesita conocer a alguien como tú con kien poder hablar, compartir momentos, o simplemente, esperar a k publikes un nuevo artículo para seguir empatizando contigo.
Un saludo.

juanma dijo...

Hola Puri, buena explicación la tuya. Ya ves que existen las casualidades. A mí es que ese nombre me resulta especialmente cargado de connotaciones. Un saludo