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miércoles, 6 de mayo de 2009

Círculos

Con el tiempo y viviendo he llegado a la conclusión de que siempre, sin excepción, los círculos deben cerrarse. Por inercia, por estética, por orden natural y siempre por una cuestión de equilibrio. Un círculo inconcluso conlleva un inquietante componente que lo obliga ineludiblemente a prolongarse hasta completar su dimensión formal. Aquello para lo que fue concebido, aunque no se sepa exactamente qué es.
Antes o después, aquí o allá, en geometría, en psicología, en geografía, en el plano personal, en el relacional e incluso en el plano afín, casi todo responde a esta necesidad.
Siempre, el final de todo camino es un estado de cansancio, satisfacción, plenitud o incluso decepción en el que, por un momento, uno se encuentra consigo mismo y tiene la sensación clara de que se cierra un círculo.
Conozco gente que inició andaduras por caminos hace mucho tiempo; andaduras que nunca llegaron a terminar por diversos motivos y viven con esa circunstancia. A menudo se metaboliza en forma de frustración más o menos evidente, más o menos soportable, pero siempre incómoda, siempre increpante, como un insulto a la cara.
El odio es un círculo inconcluso, qué duda cabe; la ira lo demuestra. La violencia abre y cierra círculos a todas horas, todos los días y en todos los niveles. Los sueños y los anhelos son, sin duda, el círculo abierto más necesario y más común y las fobias, a veces, suelen ser una interrupción abrupta mientras se completaba armónicamente.
Hay círculos grandes que ocupan años y vidas: los proyectos, las relaciones, las hipotecas, las letras mensuales, la venganza, los países, el resentimiento, la insatisfacción, la muerte y la misma vida. Pero también hay círculos pequeños y diarios que se cierran y se abren casi sin darnos cuenta; nos estresan y nos motivan, nos enferman, nos sanan, nos equilibran, nos compensan, nos regulan; una bofetada, un beso, un polvo redentor en los lavabos, un insulto, el llanto repentino, el deseo, el hastío, el no sé qué me pasa, la incertidumbre, una jaqueca, el analgésico, una ilusión tonta que enseguida se evapora, la presión, el suspiro, hoy llego tarde, tengo una excusa….
Hay quien dice que un final feliz es una historia inacabada, yo digo que es un círculo en alguna de sus fases; un humo fugaz que nos ata y nos quema.

8 comentarios:

Gema dijo...

En la vida todos tenemos algun circulo abierto que tarde mas o menos en cerrarse es otra cosa
puede durar meses, años
puede estar ahi y que pase algo que lo estanque en el tiempo
pero la realidad es que eso esta ahi y nada ni nadie lo va a hacer desaparecer, solo uno mismo.

Maria Jose dijo...

El circulo de la vida, siempre pensamos que cuando consigamos cerrar el circulo, cuando consigamos esto o lo otro seremos felices y en realidad la felicidad se halla en la trayectoria de ese circulo, a veces es una gran desilusión cuando conseguimos cerrarlo, te queda un gran vacío cuando descubres que todo a terminado y no es lo que te esperabas. Nada los círculos a mi me gustan abiertos, como las puertas, abiertos al cariño, al amor, a la entrega, a lo nuevo, a lo viejo, a la AMISTAD al PERDON, abiertos a la vida. UN SALUDO AFECTUOSO DE MºJose

puri dijo...

tienes toda la razón, los círculos deben cerrarse, pero, ¿cómo lo hacemos?, muchas veces hasta sabemos cúal es el paso k debemos dar y no lo hacemos por miedo.
Miedo a perder ese círculo, k a veces nos está incluso haciendo daño, miedo a comenzar uno nuevo.........un saludo

juanma medina dijo...

Sabes, Puri, lamentablemente cerrar un cìrculo supone, muchas veces, una acción traumática. En ocasiones incluso es necesario. Es así de simple.
En tu caso es una cuestión de plantearse hasta que punto el miedo que te bloquea es algo real o es facilmente deleznable.
Un saludo.

Lola Molina dijo...

La vida en sí es un gran círuclo, unas veces es necesario como expones de que deben cerrarse, pero también hay que dejar que algunos no lleguen a completar el cierre, es necesario que siga abierto para la satisfación personal de rellenarlo día a día, de sensaciones buenas e incluso malas, ya que también hace que las cosas que ocurren, nos enriquezcan para saber afrontar la vida tal y como es, a veces satisfactoria a veces diáfana, a veces dañina.
Todo es un círculo desde que nacemos hasta que morimos, se cierran, se abren, los dejamos abiertos e incluso forzamos a cerrarlos por miedo, fustración, ira, o decepciones, pero también somos capaces de volver a crear un nuevo círculo de ilusión y esperanzas, compartidos o en solitario, pero eso sí, uno nuevo

juanma medina dijo...

Hola lola, bienvenida de nuevo. Hacía tiempo que no te veía por aqui y me alegra que te hayas animado a comentar. Un beso

Antonio S.A. dijo...

Tan sólo decirte que desde el punto de vista científico, hasta el universo entero puede ser cíclico. ¡Si tú supieras la infinidad de ciclos que vienen dominados por las leyes de la naturaleza!. Me ha sorprendido gratamente tu visión de los círculos a nivel psicológico, social, etc, es decir de forma inmaterial y totalmente relacionado con el comportamiento humano, por lo visto, a los círculos no se escapa nada ni nadie. Me ha gustado la visión de Mª Jose de los círculos. Me ha recordado la película de Madagascar 1, cuando los pingüinos llegan al polo después de tanto esperar ese momento dicen: ¿Qué rollo no?.

juanma medina dijo...

Efectivamente, Antonio, nada escapa a los círculos; todo gira y gira enloquecidamente.