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domingo, 28 de febrero de 2010

El delantal


La Lola viene los fines de semana y suele meterse en la cocina a preparar algún plato, incluso a veces prepara de más para que yo tenga algo decente que comer entre semana. Y que conste que yo no le pido nada, que lo hace ella voluntariamente. Bueno, supongo que mis continuos halagos, agradecimientos y reconocimientos culinarios han llegado a suponer una especie de acicate cuando menos, pero palabra que son sinceros y que carecen de intencionalidad. Ella, totalmente impasible, siempre me responde: no te preocupes, yo también tengo que comer y hacerlo en los restaurantes tan a menudo ya me tenía cansada.
Bueno, el caso es que el otro día, estando de compras, vi un delantal muy simpático y pensé en seguida en regalárselo dado que últimamente anda entre salsas y que no hay camiseta suya que no lo demuestre. Me decidí por uno con la cara de Chaplin, pero, en el mismo momento de alargar la mano para cogerlo, una ineludible duda existencial se apoderó de mí. ¿No será demasiado machista por mi parte regalarle esto? ¿Y si me compro yo otro para diluir toda connotación discriminatoria y de género? ¿Por qué me voy a gastar el doble si a mí no me gusta y además no me hace falta porque yo no me mancho? De todos modos yo siempre la ayudo pelando las alcachofas, procuro cumplir recogiendo y poniendo la mesa, trayéndole el postre y preparando un bacalao en sanfaina, que le gusta, al menos cada dos findes.
De veras que llegó a angustiarme el asunto y allí, frente al estante, mirando la prenda, animado y disuadido por momentos, no sabía si pasar o no por caja con semejante objeto, de manera que decidí que las manchas de sus chandals y camisetas son cojonudas y
políticamente correctas, y punto…y ya está….se acabó el mamoneo.
Curiosamente, ese fin de semana, Lola apareció con un delantal diciendo: mira…me lo ha comprado mi madre y en ese momento pensé que lo último que pensé en la tienda fue eso precisamente: que se lo compre su madre.

2 comentarios:

Antonio S.A dijo...

No sabes lo que te pierdes si no te cocinas tus platos, por lo menos para mí es una gran satisfacción y entretenimiento (cuando hay tiempo claro. Te aconsejo que pruebes algún día con un plato que no sea lo de siempre, ya verás como le vas pillando el gustillo. No, si al final puede que me invites a alguno de tus platos especiales y todo. Venga, ánimo que la comida es uno de los grandes placeres de esta vida, y está feo que tengas que depender de un menú o de alguien que te lo haga.

juanma dijo...

Que va, si tengo una maquinita que hace unos platos riquísimos y variados; una cocinera mediterránea. Estás invitado cuando quieras, ya sabes donde vivo y tienes mi teléfono. Un saludo.