visitas desde el 23/07/2008

sábado, 6 de junio de 2009

El efecto del tamaño

No hizo falta que pasara mucho tiempo para que nadie dudara de que el euro ha sido una de las ruinas más grandes para la economía de los españoles en general. Todos vimos, inexplicablemente inmóviles, cómo el redondeo, entre otras cosas, nos empobrecía de golpe un sesenta y seis por ciento a todos, ni más ni menos.
Mi primera experiencia en ese sentido, pocos días después de su implantación total, fue despegarle una etiqueta a una chocolatina que costaba un euro y descubrir que había sido colocada sobre otra que, días antes, marcaba noventa pesetas. Ni siquiera se habían molestado en despegar la antigua. Así, descaradamente y a lo bestia, todo ocurrió en nuestras propias narices.
Yo tengo una teoría para explicar cómo pudo ocurrir. Se trata de la fuerza del efecto psicológico del tamaño. Una cuestión que los antiguos militares ya conocían y usaban con sorprendentes resultados. ¿Para que crees que servía el escobón que se ponían los romanos en la cabeza? ¿Y los enormes penachos de los regimientos de Dragones napoleónicos o el enorme gorro negro, cual cabeza de Bad Simpson, de la guardia inglesa? Evidentemente no son gorros vileda ni servían para amortiguar los espadazos que venían de arriba.
Cualquiera que haya estado al lado de una persona ataviada de esa guisa comprende rápidamente que su función es apabullar con el efecto psicológico del tamaño. Un acorazado francés de estatura media, subido a un caballo y con casi medio metro de prolongación sobre el casco, automáticamente se convierte en una aterradora mole hostil e intimidatoria de más de tres metros de altura que infunde pavor con su sola presencia. Bueno…a lo que iba de la ruina esta…
La culpa la tiene el extraordinario parecido, en tamaño y color, de la antigua moneda de veinte duros y el actual euro. Si se hubiera dotado de ese formato a la de cincuenta céntimos, y el euro sólo se hubiera impreso en papel moneda, posiblemente los valores de ambas monedas se habrían asociado y no habría sido tan fácil el abusivo redondeo, ¿no crees? En todo caso es sólo una teoría imposible ya de demostrar, y por tanto discutible. Lo único que podemos hacer, por contrarrestar un poquito, es exigir el par de céntimos que nos remolonean casi siempre en las vueltas cuando te dicen “te debo un céntimo que no tengo suelto” –Pues dámelo que es mío (y no es moco de pavo si sumas todos los que te van adeudando). Y ahora que lo pienso…alguien se tiene que estar enriqueciendo bastante con el pastón irracional que cuesta todo, desde un tomate hasta un utilitario y algún día le va a costar caro…o ¿seguiremos pagando siempre los mismos quedándonos sin pensiones o barbaridades semejantes?

2 comentarios:

Antonio S.A. dijo...

Yo creo que esa teoría está, o ha estado, en la mente de casi todos, estoy contigo totalmente. Por si alguien lo duda, que coja un puñado de euros sueltos y los remueva en la mano,la sensación es totalmente similar a los "20 duros" de antes, de ahí a lo que tú has dicho no hay más que un pequeñísimo salto gobernado por la psicología.

juanma dijo...

Un pequeño salto que nos ha costado demasiado caro a todos en este país. Alguien me decía hace un rato algo parecido a lo que me comentas, y ahora veo que es cierto que esa teoría nos ronda a muchos por la cabeza.