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sábado, 27 de diciembre de 2008

Cogerle el puntillo. (3ª parte)


Ya sé que me querías cariño; cada vez que me empujabas en plena penetración, apartándome de ti, era amor. Que tontería que me enfadara, que poco considerado era por querer terminar el coito una vez que tú ya te habías cansado o habías terminado.
Me obligabas a afeitarme escrupulosamente y cortarme las uñas antes de follar, y ahora te veo, en un pub, comiéndote a besos a un tipo de esos con aspecto de pizzero napolitano. ¿Es que está de moda llevar barbita de cinco días?, ¿es que le sienta bien? ¿O es que tu cutis ya no es tan sensible?… Como siempre, no logro cogerte el puntito, cariño.
Ahora me dices que nunca puse velitas cuando hacíamos el amor y digo yo… ¿por qué no las ponías tú cuando iba a follarte a tu casa? Soñabas con visitar lugares lejanos a los que sólo habías accedido en sueños y yo te llevé, y yo te amé en una habitación con vistas a un paisaje exuberante y pirenaico, pero claro…no se me ocurrió poner velitas y ese detalle ensombreció toda tu ilusión porque, según me cuentas, para las mujeres son más importantes ese tipo de detalles pequeños. Sigo sin cogerte el puntillo, corazón, sobre todo porque a mí jamás se me habría ocurrido echar en falta un plato de aceitunas cuando me preparaste aquel pescado al horno con salsa de berenjenas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Velitas? Díos mío, eso es casi perverso. Y peligroso, ¡cuántos incendios no habrán provocado las condenadas!

Pronto las prohibirán, ya lo verás.

:)

Anónimo dijo...

Pues este es un caso real que me contaron, y por lo visto le cayó cera en la frente en pleno extasis. Como podrás imaginar dejó de exigirlas. Ah, me ha resultado curioso oirte leyendo tus textos, se me hacía a mí que tenías una voz más grave. Saludos.

Anónimo dijo...

Hay que ver, el mundo está lleno de desagradecidos e interesados. Las mentes simples, sólo son eso, simples.No puedes exigirle mucho, porque no llegan a verlo.

Anónimo dijo...

Envidia me da a mí de lo tranquilas y felices que viven las mentes simples. Eso es un privilegio querido Antonio.