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lunes, 20 de octubre de 2008

...no te mojes la barriga


Más o menos, por definición, un cuarentón viene a ser un ejemplar reproductor que ya ha cumplido su cometido. Alguien, por tanto, a quien su pareja, si aún la conserva, a esas alturas ya le ha retirado todo tipo de prerrogativas.
Ser cuarentón supone encontrarse con las hijas de los amigos cuando a uno se le ocurre salir un sábado por la noche a tomar una copa a un pub, y sufrir remordimientos por la desubicación y los pensamientos inevitables en esas circunstancias.
Ser cuarentón supone sexo fácil con separadas, sin edulcorantes ni compromisos, como siempre habíamos soñado, pero también supone haber conocido todo tipo de despropósitos crueles que ellas justifican diciendo que antes éramos los hombres quienes los hacíamos. -Yo no recuerdo haberme jactado jamás de haber sido desconsiderado con alguna mujer y menos en su cara.-
Como es de imaginar, en estas tesituras, ser cuarentón supone haberse tragado todo tipo de píldoras amargas y descubrir, de forma empírica, que la peor de las pesadillas es una fábula comparada con el balance provisional de los últimos cinco años, porque ser cuarentón supone también eso; todo tipo de descubrimientos.
¿Quién dijo que ya lo habíamos visto todo? Después de años de visión de dignos pechos caídos y estriados por la maternidad y el tiempo, uno descubre que el mayor milagro en equilibrio no es una novela de Lucía Etxebarría, sino el desafío a la gravedad de las inasequibles tetas de una veinteañera. Pero, sin duda, uno de los grandes logros de nuestra edad es descubrir y dominar la dulce práctica del polvo retorcido, en detrimento del frenesí del polvo conejero; típico de ejemplares masculinos jóvenes, furibundos y poco experimentados.
Un cuarentón suele ser un ejemplar masculino basectomizado, descreído y denostado. Alguien para quien el amor calienta pero no quema y para quien tener pareja no es una cuestión importante, porque ya no le apetecen más sobremesas aburridas, en el sofá, cogido de la mano y viendo la televisión; más bien anda de vuelta, disfrutando del “no sé qué” que proporciona la soledad.
Ser cuarentón no es ni bueno ni malo, es sólo eso, ser cuarentón, a pesar de que ahora la vida no tenga ningún miramiento y de que no se sea joven ni viejo. Es encajar grandes cambios que te dignifican y te desalman a la vez.
Ser cuarentón supone desmitificar, desaconsejar, quitarse la venda, tragar a sabiendas, relativizar por los que ya no están, seguir siéndolo durante algún tiempo y, sobre todo…cuidarse, muy mucho, de no mojarse la barriga.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Divertido y ocurrente. Como de costumbre.

Anónimo dijo...

Llegar a los 40..los 50...con el ánimo lo mas entero posible...no es fácil...Lucir las cicatrices que nos ha regalado la vida, el amor, la pasión...El equilibrio, el dificil...ese que más cuesta conseguir es seguir con la ilusión en pie despues de tantas batallas y desengaños...
un beso

Anónimo dijo...

Parece que estas en mi cabeza... bueno, yo seria..cincuentona..casi.
Te acostumbras a la soledad de estar sin pareja. (que siempre es mejor que la soledad de dos en compañia..eso si que es triste y habitual )
Me gustan mis años, mi situacion, y mi dia a dia..de verdad, no la cambio por el de muchas otras.
Aceptarse el fisico, las arrugas, la experiencia, la madurez, la barriguita,la celulitis,,
pero que bien... de verdad,,
Gracias Juanma.

Anónimo dijo...

Antes no he firmado bien..lo siento
Sonata

lola dijo...

No me siento cuarentona, todavia no lo soy, pero la filosofía esa pesimista de estar de vuelta de todo, tampoco creo q sea una exclusividad de ese momento vital, hay quienes son resentidos, odiosos, egoistas y egocéntricos antes de nacer, y quienes son encantadores a los sesenta. No sería mala opción la de alegrarle la vida al prójimo, en lugar de lamerse las heridas mirandose al ombligo, (eso si la incipiente barriga no lo impide).

Anónimo dijo...

hola,aqui estoy de nuevo.
ya sabes quien soy..
hace poco que estoy viendote.
ya sabes... en esas comiditas de amigas!! ...no te m... la barriga....jajajaj.adeuuuuuuuuuu.

xe.

Anónimo dijo...

En el comentario anterior, tienes un pista muy clara (nunca mejor dicho) besos.

xe.

terry dijo...

Hola Juan, veo que ya no publicas en adn, a mi también me cansa, estoy de acuerdo con Lola, porque mirándonos el ombligo, sin mirar al frente los banqueros nos toman por gilipollas y, le es mas fácil pedirle al gobierno de turno lo dineros que deberían servir para cubrir las necesidades sociales.
La discusión de los polvos de los 18 años a la de hoy a los cuarentaitantos, denota que el coño pegado en nuestro cerebro no deja pensar más allá, donde los banqueros tienen todos los títulos de atletismo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Verás Terry, Lola es una persona a la que conozco hace años y suele escribirme estas cosas por crear contraste, pero de sobra sabe(porque hemos compartido juntos muchos kilómetros y se lo pasó muy bien) que no soy una persona que le amargue la vida a quien tiene cerca. Puede que me mire el ombligo a veces, pero ¿quien no se mira el ombligo de vez en cuando? He escrito un montón de textos con otras tématicas en los que Lola no ha dicho ni mú...cría cuervos. Ah, sí que edito en adn y...cuidado con los bancos; siempre nos toman por gilipollas, pero lo hacen de una forma tan técnica que a uno le parece de lo más normal.

Anónimo dijo...

Algunas puntualizaciones:
Lo de las divorciadas, separadas y demás adefesios calenturientos y resobados de los sábados noche no tengo duda de que no te faltarán.
Lo de mirar a las hijas de tus amigas, simplemente patético.
Y lo de la barriga, chico mejor mirarse la barriga que mirarse otros colgajos.

juanma medina dijo...

Las divorciadas, separadas y demás no son adefesios calenturientos y resobados, son seres humanos que viven y deciden con libertad su estilo de vida. ¿Te parece mal? Algunas de ellas son personas muy inteligentes y altamente atractivas. Otro tema es que puedan dañar a alguien con su forma de actuar. La único calenturiento que hay aqui es pensar que yo pueda mirar a las hijas de mis amigos de otra forma distinta a la de alquien que se siente ya demasiado viejo para estar ahi en ese momento. De todos modos, mirar a una veinteañera no es ilegal ni pecaminoso, sea hija de quien sea. ¿O a ti te lo parece?