visitas desde el 23/07/2008

viernes, 19 de septiembre de 2008

Mi entierro

A mis cuarenta y tres la vida ha querido lucirse conmigo metiendo en mi cama a la treintañera más potente de la ciudad. Ya ves, una preciosidad con uno de esos culos tan perfectos que servirían de molde para hacer prótesis de silicona y tan duros que partirían cocos con solo sentarse encima. Ella misma está enamorada de sus propias posaderas; hasta el punto de que son lo último que mira en el espejo antes de salir de casa, realizando una torsión suave y graciosa de cintura para facilitarse el visionado.Después de unos meses de amor intenso con semejante ejemplar cualquier mortal defectuoso, como yo, diría aquello de: “ya puedo morirme tranquilamente”. Y es verdad. Últimamente fantaseo con mi propio entierro. ¿Te imaginas? Años y años hace que la poca familia que tengo ignora mi molesta existencia. Ni siquiera me llaman para decirme: “hola, soy Edu, feliz navidad”. (Coño que anticuado estoy, pero es que ese era el anuncio que estaba de moda la última vez que vi a un congénere de primera, segunda o tercera línea consanguínea). Por eso pienso que a mi entierro no faltarán (si es que se enteran), aunque sea para repartirse lo obtenido de la venta del pisito que casi tengo ya pagado. Imagino a mis sobrinos en la notaría oyendo mi testamento con cara de quien se arrasca a escondidas un insidioso picor anal. Y digo esto porque el testamento prohíbe taxativamente que reciban un puto duro. Mi dinero irá a parar a un fondo reservado para subvencionar los polvos guarrindongos, en un conocido puticlub, a todo aquel que acredite ser un marido cornificado, abandonado y desahuciado (tienes uno garantizado Pepe Luís). No sé hasta donde dará el presupuesto, pero al menos servirá para honrar mi memoria brindando en la barra del burdel durante algún tiempo. Lo tengo especificado claramente en una cláusula; esa que dice que será así en caso de que nadie demuestre ser descendencia mía con una prueba de adn.Fracasé como escritor; mi única novela yace en cajas, sin ver la luz, en el almacén de un editor estafador. Nunca brillé como cantautor, no destaqué por mi valor ni impresioné por mi inteligencia, pero ahora tengo una oportunidad de alcanzar la gloria, mi única gloria posible. Cariño, en mi entierro, no vistas de negro, no llores ni muestres duelo alguno. A mi entierro tienes que asistir divina de la muerte, como tú eres. Alquila un descapotable rojo y si puedes, por favor, guíñale el ojo a alguno de mis familiares más allegados; no quiero que me tengan lástima pensando que fallecí justo cuando apareció en mi vida el amor virtuoso de una mujer leal. Eso sí que no, dar lástima… ¡jamássss! Incluso las putas de las musas desaparecen durante semanas y tengo que emborracharme para encontrarlas. Tú no vas a ser menos.En tus manos, amor mío, está la responsabilidad de dignificar mi final. Que lo último que recuerden de mí sea tu culo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Je, je... Muy bueno. La frase final, especialmente. Me encantó.

Anónimo dijo...

haha, si, la última frase mola...

Anónimo dijo...

Como te gusta a ti eso de los culos juanma! Un besito, me ha encantado de verdad de la buena :)

Anónimo dijo...

Tiene que ser cosas del otoño Ó el tomate que vende mucho. ¿?.

Anónimo dijo...

Todos tenemos que morirnos, pero de ahi, a idear como puede ser tu entierro, y deleitarse en esos momentos va un trecho. Enfin, que seas feliz en tu vida, y por supuesto en la futura... pero recuerda que para suicidarse siempre existe el día siguiente. Cuidate

Anónimo dijo...

Quién habló de suicidio? Se trata de una recreación imaginaria, nada más. Gracias por tus buenos deseos y tu consejo.

Unknown dijo...

Si quieres tambien me paso por aqui :) jajaja ...

PD: SaratQ :$

Besito juanma

Anónimo dijo...

Lo de idear un testamento así tiene muchísimas complicaciones en la vida real, y la del culo, para entonces seguro que tiene un plan mejor. Las tias buenas, son poco amigas de funerales.

sonata dijo...

Me ha gustado todo,, y el detalle acordandote de tu amigo P.L. es un puntazo,, a mi lo del culo, no me ha gustado, la verdad, pero imaginandome la escena, he de reconocer que la has bordado.
M.J.