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domingo, 11 de abril de 2010

Una más


¿Cómo podría yo saber si me mentía cuando decía que me quería? Uno sólo tiene una especie de balance ambiguo para juzgar algo tan confuso; una lista de convencionalismos cumplidos a rajatabla dentro de un edificio recorrido por grietas inquietantes. Uno nunca llega a saber qué es mejor.
Cuando se es agua pasada, uno se siente como atendido por una enfermera con tacones de aguja mientras te realiza una extracción; agradecido por tan sugerente detalle a las nueve de la mañana y a la vez descolocado. Algo similar a oír la palabra cultura; utilizada tanto para identificar la forma de vida de una tribu de indígenas en la selva, como para reconocer el gran conocimiento y erudición de un individuo. Como cuando se dice que alguien tiene carácter, atribuido a quien simplemente es un maleducado agresivo; ni siquiera mal carácter. Algo tan ridículo como la visita de un conocido, después de meses sin dar señales, para preguntarte si le queda bien una camisa.

5 comentarios:

Antonio S.A dijo...

Tú mejor que muchos, sabes que nunca se conoce a las personas del todo. Cada uno tiene secretos, a veces inconfesables para él o ella. La verdad no se dice con tanta facilidad, y cuando menos te los esperas, descubres cosas que te cuesta creer que sean verdad. La imagen que tenemos de una persona, la mayoría de las veces, no corresponde con la realidad, de ahí, el batacazo que uno se pega cuando se descubren ciertas cosas de la persona en cuestión. Yo admito secretos, los tenemos todos, pero lo que ya no veo con tan buenos ojos, son las mentiras a propósito, la traición en lo pactado, la falta de sinceridad en las relaciones amorosas. Soy de los que piensan (muy meditado)que la verdad es siempre la mejor opción en un 99% de las veces, en cualquier ámbito de la sociedad desde un enfoque global, me explico, uno, diciendo mentiras, puede conseguir personalmente más que diciendo la verdad. Seguro que piensa que son tontos, o poco listillos, si no lo hacen así, por supuesto, las personas así, son tan egoístas, que no pueden ver más allá de sus narices.En un incendio en una discoteca, se mueren tanta personas porque todas actúan egoístamente y quieren salir ellos primero, y no se dan cuenta que en orden y calma, podrían salir todos, sin embargo, el embotellamiento impide salir a la mayoría de las personas.

El 1% que dejo de margen son para casos, en los que la verdad, hace más daño que bien. Enfermos terminales engañados sufrirán menos que si les dices la verdad en sus últimos días. La esperanza es lo último que se pierde, y saber la verdad, no le va a beneficiar nada en absoluto, tan sólo tendrá unos días de sufrimiento y miedo antes de morir.

Anónimo dijo...

es muy fácil saber si ella te dice la verdad , observa su comunicación no verbal esa nunca miente porque es inconsciente y no se puede manupular . la voz , la mirada y los gestos de quien está verdaderamente enamorado no se pueden fingir , son manifestaciones somáticas de lago que ocurre en los nervios y el cerebro , es muy fácil distinguir quien etá realmente enamorado de quien no lo está , muy fácil , muy muy fácil . fíjate bien en quienes te rodean , observa , los gestos leves que delatan , son instintivos y no aprehendidos .

Anónimo dijo...

es muy fácil saber si ella te dice la verdad , observa su comunicación no verbal esa nunca miente porque es inconsciente y no se puede manupular . la voz , la mirada y los gestos de quien está verdaderamente enamorado no se pueden fingir , son manifestaciones somáticas de lago que ocurre en los nervios y el cerebro , es muy fácil distinguir quien etá realmente enamorado de quien no lo está , muy fácil , muy muy fácil . fíjate bien en quienes te rodean , observa , los gestos leves que delatan , son instintivos y no aprehendidos .

juanma dijo...

Irrefutables y coherentes argumentos Antonio. Le di recuerdos para ti a tu compañera Cristina, espero que te los hiciera llegar.

juanma dijo...

Dichosa/o tú, anónimo, que te resulta tan fácil. De todos modos lo más atroz es no quererse dar uno
por aludido ante la evidencia; resistirse a ser tierra quemada. Saludos y bienvenida/o.