¡Oh deleite!, que cuando creíamos
haber visto todo, en materia de modas y provocación en el atuendo,
aparecen los llamados pantalones para sordomudos. Llamados así
porque la fémina que los calza permite de esta manera una nítida
lectura de sus labios. Y anda que no cambia nada verlas con unos
simples vaqueros ceñidos a mirarlas con esta prenda que supone un
paso adelante y que va bastante más allá de una silueta en la que
adivinar formas. Ahora es que las ves sin problemas. Lo malo de esto
es que a uno se le va la vista inevitablemente y que se experimenta
una incómoda sensación de ridículo cuando te sabes cazado en tales
visionados raudos y espontáneos ante una chica de buen ver
mostrándote, sin rubor, sus hendiduras y prominencias, que para eso
la moda lo justifica, ordinariez o buen gusto aparte.
Hace años se oía una frase que decía
que sufre más el que ve que el que enseña, y vaya si es verdad.
Uno se pregunta ¿qué pensarán cuando
sorprenden a algún incauto mirándolas?, y uno se responde que
precisamente para eso se las ponen, porque la verdad es que la prenda
no parece ser precisamente el paradigma de la comodidad y la
discreción. Si es un viejo, seguramente lo llamen viejo verde, y a
los demás de salidos para arriba por lo que dado que me lo van a
llamar de todas formas, por mi parte pienso disfrutar de esta moda
que espero sea duradera. No obstante, pienso que estaría bien
observar como mirarían ellas en el caso en el que nosotros nos
pusiéramos una prenda similar en la que se nos notara hasta el
escaloncillo del glande. En mi caso, canijo y con el lustre perdido
seguramente no sería un espectáculo demasiado atractivo, pero me
pica la curiosidad.
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