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Si
esta conversación hubiera tenido lugar hace dos mil años
seguramente habría sucedido en cualquier foro romano o en cualquier
ágora griega, pero ha sido en Carrefour donde nos hemos encontrado
mi antiguo profesor de filosofía y yo y donde nos hemos puesto a
charlar entre pizzas y yogures. Y ciertamente celebra esta ocurrencia
mía añadiendo que siempre ha sido socrático.
Aquellos
fueron tiempos malos, me dice. En aquella época había que jugársela
para explicar el marxismo con un mínimo de objetividad; se podía
hacer desde tres puntos de vista, el político, el social y el
económico, así que yo opté por este último y santas pascuas. Y
mira que yo ni diestro ni zurdo, pero si es cierto que en su momento
defendí a García Morente contra quienes lo denostaban por llevar
sotana. Porque vamos a ver...esos estudios de la filosofía de la
historia y su reciprocidad con la historia de la filosofía están
por encima de posiciones ideológicas. Pues
no crea usted que ha cambiado mucho el asunto, le respondí, que de
forma diferente, pero todavía seguimos cogidos con pinzas y
acojonados, se lo digo yo.
A
pesar de verlo bien, lo que a mí me descorazona más y me ha costado
más de un rato largo de amarga reflexión es esa acritud con la que
me relata cómo, después de llevar varios años ya jubilado, tiene
que convivir en su senectud con el panorama actual...esto no es lo
que yo enseñaba en las aulas a esta generación. Uno se pregunta qué
ha sido de la filosofía y de tantos años de trabajo viendo en lo
que ha degenerado todo. ¿Para qué? ¿Qué habrá fallado? ¡Y esto
no se arregla con un alambre eh! Porque como tú comprenderás esto
no puede verse como el fracaso de un entrenador cuyo equipo ha
perdido la liga. Esto es algo más dramático. Pues
tal vez haría falta un poco de filosofía, le respondo presto, a lo
que él mirándome fijamente y en tono grave replica: un poco no...un
mucho.
Después,
además de desconcertarme con su razonable desazón, me
pregunta, con nombres y apellidos incluidos, por varios de sus
antiguos alumnos y a mí se me ocurre responderle....que sepas que,
políticos aparte, con los compañeros por los que me
preguntas sí hiciste un buen trabajo, me consta. En ese momento, su
móvil suena privándonos de una despedida merecedora de tal
encuentro...incluso eso ha degenerado..qué cosas.