visitas desde el 23/07/2008

domingo, 16 de octubre de 2011

De cine


Decía un artículo de Pérez Reverte, que leí hace unos días, que si la batalla de las Navas de Tolosa hubiera sido un episodio de la historia de Estados Unidos, con toda seguridad, ya habrían hecho una superproducción cinematográfica del evento. Y puestos a pensar, es cierto que el cine español, salvo excepciones, no es muy dado a representar otros episodios históricos que no sean los referentes al siempre recurrente tema de la guerra civil.
No existe ninguna película sobre la batalla de Lepanto, ni la de Trafalgar, ni la de Bailén ni de ninguna otras tan épicas y decisivas como las mencionadas. Es cierto que existe buen cine español a pesar del desconocimiento de sus muchos detractores, ahí están, para demostrarlo, películas como “ Regreso a Hansala”, “Siete mesas de billar francés”, “El hombre de arena”, “Los amantes del círculo polar” etc...pero conociendo como se las gastan los directores subvencionados y nuestro gran Almodóvar, es de imaginar que la película acabaría siendo una pelea entre locas y travestis o una colección de imágenes con alto contenido didáctico y artístico tales como perros lamiéndose el cipote y tal. Pero es que si la hacen los americanos, lo más seguro es que el rey Sancho saliera dando saltos de tres metros y el resto fuera una ensalada de espadazos acrobáticos ricos en efectos especiales de sangre brotando a cámara lenta y por supuesto, y en aras del espectáculo, acabaría siendo algo que nada tendría que ver con la realidad.

jueves, 13 de octubre de 2011

Separatismo made in Spain.


El fenómeno del separatismo en España es algo que nos deja bastante descolocados a los españoles que no profesamos estas ideas. Desde los lugares peninsulares, en los que no existen esos sectores separatistas, observamos estos fenómenos periféricos sin comprender a qué se deben.
En una Europa en la que, salvo en esa otra península mediterránea llamada Balcánica, lo normal siempre ha sido la unión de estados para formar grandes países, como ya lo hicieran Italia y Alemania en el siglo XIX, el separatismo ibérico parece ir a contracorriente y carecer de sentido.
El Sahara jamás hubiera querido ser abandonado a su suerte y sin embargo aquí, hay zonas en las que se lucha por la escisión. Uno no puede dejar de acordarse de la conversación que tuvo con un grupo de profesores universitarios en Portugal, que aseguraban que el atraso de su país se debía a una separación que jamás debió haber ocurrido. Uno no deja de pensar en qué ocurriría si finalmente se desmembrara el estado Visigodo; que, técnicamente, todavía lo es, porque fueron los nobles del gobierno visigodo los que volvieron a conquistar el territorio patrio (No en vano los Canarios nos llaman Godos). ¿Nos empobrecería y debilitaría convirtiéndonos, pasado el tiempo, en otros Portugal? ¿Nos convertiría en glamurosos estados, tipo principado monegasco? Más me inclino a pensar en la primera opción. ¿Nos haría un país más grande la unión con los lusos? En cualquier caso, todo esto está por ver.
Sin duda, falló la política de la edad media en sus intentos de unir España en un solo reino y, al igual que en la antigua Yugoslavia, este país siempre ha sido un polvorín bajo el yugo y las flechas de los distintos regímenes y monarquías.
Puestos a pensar dónde está la causa de este fenómeno separatista, made in spain, no se me ocurre otra que remitirme a la mala gestión de los reyes castellanos, navarros, leoneses y aragoneses, más soberbios, belicosos, ambiciosos y abusones que reconciliadores y en ultima instancia no perder de vista la fuerza de la sangre que nos corre; fruto de grandes culturas independientes como la íbera y la vascona, comerciantes como los griegos y los fenicios y dominadoras como fueran los cartagineses, los romanos, los celtas, Suevos, Vándalos, Alanos y godos.